Razón suficiente para amar y seguir a Cristo hasta el final
¿Cuánto conoce el ser humano a Dios padre y creador de todo lo que existe?
Y ¿cuánto sabemos que agradamos Dios padre y creador de todo lo que existe?
Solo Jesús tuvo esa respuesta para con nuestro padre todopoderoso.
Solo Jesús supo con Certeza y a ciencia-cierta cuánto agrada a nuestro padre todopoderoso.
Porque Jesús es el único ser humano que conoció cara a cara a nuestro padre celestial, aún antes de nacer. Porque Dios lo creó luz y vida desde el principio de los tiempos y hasta la eternidad.
Nuestro padre se complace en Jesús porque así mismo él lo estipuló desde el principio de los tiempos. Jesús es la mano derecha del padre, su confidente y el único a quien le es dado toda autoridad, poder y potestad en la tierra y en el Cielo. Porque Jesús su primogénito desde el principio de los tiempos, el único fiel a Dios y a su palabra.
Más Jesús en total obediencia vino a la tierra para entregar su vida como ejemplo a seguir para borrar nuestros pecados y hacernos limpios e inmaculados para ver a Dios padre y creador de todo cara a cara. Pues desde nuestra condición e inclinaciones pecaminosas, nunca veremos a Dios.
Dios es el único santo e inmaculado, y ninguno entra a su presencia sino aquellos que han sido purificados con la poderosa sangre de Jesús nuestro redentor. Jesús fue el mensajero de Dios quien guío a Abraham, Jesús fue quien lucho contra Jacob y le cambio de nombre a Israel. Jesús es el mediador del cual Job tanto habló para su defensa ante Dios, el único santo e inmaculado. Jesús es el mismo quien guío a Noe, y a todos los que en la tierra han tenido un encuentro con Dios. Pues a Jesús le es dado todo poder y autoridad sobre la tierra desde el principio de los tiempos.
Dios no puede estar en contacto con el pecado más ama al pecador, por eso predestinó a Jesús para venir a comer con los pecadores para sanarnos y salvarnos del destino final y fatal de todos lo que terminamos la vida en pecado y sin conocer y experimentar su plan de salvación por medio de Jesús.
Jesús vino a mostrarnos el camino hacia la salvación que nuestro padre celestial ha estipulado para toda la humanidad y su creación. Jesús libera de toda cautividad del pecado. Jesús libera de los deseos y la fuerza de la carne. Jesús libera de las trampas del mundo pecaminoso. Jesús nos protege de todo mal, peligro y del enemigo que acecha nuestras almas.
Cautivos en el pecado estamos muertos en vida. No escuchamos el llamado de Dios padre todopoderoso. Y Jesús está listo para devolvernos la vista, el oído, y activar todos nuestros sentidos espirituales para que así podamos escuchar y responder al llamado de salvación.
Solo en las manos de Jesús puede el padre confiar nuestras vidas, porque así fue planeado desde el principio para nuestra propia salvación. A Jesús no le importo venir al mundo y morir por nuestra salvación. ¿Qué amor es más grande que este? Ninguno. Por eso debemos amar y seguir a Jesús hasta el final.
Y ¿cómo? Nos preguntamos tal vez. Y la verdad es que no es tan sencillo como parece. Todo es un proceso en donde tenemos que, primeramente, orar al padre todopoderoso, en el poderoso nombre de Jesús, para que nos dé el privilegio de venir a Jesús. Pues Jesús mismo declaró que ninguno viene a él si el padre no haya dado el visto bueno (Juan 6:44). Luego tenemos que convencernos a nosotros mismos de que nuestra inteligencia, nuestro entendimiento y nuestros caminos nos pueden llevar por caminos incorrectos lejos del propósito de Dios para nuestras vidas. Tenemos también que experimentar que la vida basada en nuestros propios medios (sin la voluntad del padre) no tiene sentido. Tenemos que ver más allá, y darnos cuenta de que la vida no se limita a lo físico pero que va más allá de los grandes progresos, éxitos y proyectos momentáneos que tenemos en esta vida. Pues la verdadera vida está en Jesús porque así lo dice la palabra de Dios. Una palabra viva y pura, que llena hasta el vacío más hondo en la tierra.
Jesús, más que ser amado debe ser honrado, galardonado y exaltado como un rey. Porque así el padre lo quiere. Porque así está escrito. Pues él es nuestro rey, nuestro salvador, nuestro camino, nuestro compás, y nuestro GPS hacia el padre. Gloria a Dios padre todopoderoso en el poderoso nombre de Jesús nuestro redentor. Amen.